El ego de la mayoría de nosotros es demasiado grande, y es lo que nos impide realmente aprender. La humildad y el reconocimiento de que siempre puedes aprender algo de cualquiera es la base de un gran progreso personal. Yo siempre he sido un admirador profundo de la cultura popular y, por supuesto, de mis mayores, de los que tienen más años que yo, porque seguro que tienen más vivencias y más experiencia en general. Y hay, además, otros muchos, mayores o menores, que siempre pueden enseñarme algo sobre algún tema concreto.
Parece que el ego de los pocos formados e inseguros suele ser la gran barrera para su aprendizaje. Les da vergüenza preguntar y que les aconsejen de verdad o les enseñen. Por eso, cuando me hablan de la cantidad de asesores de primer nivel que tienen los políticos en general, muchos de ellos tienen que actuar como palmeros, pues en caso contrario, no entiendo cómo gente tan competente asesora, a veces, tan mal.
Algo que mejoraría si, como en los países nórdicos, se entiende el paso por la política como una parada temporal en tu carrera profesional para prestar un servicio a su país. Así, seguro que se podría reducir el número de asesores, pues se contaría con cargos públicos con experiencia profesional, que saben lo que es y para qué sirve algo como el benchmarking.
En el mundo de la empresa, siempre se ha buscado mejorar sin inventar la rueda. Por eso se han utilizado técnicas de benchmarking interno o con las mejores prácticas de las compañías World Class. Mi pregunta es por qué no se hace eso sin restricciones en la política. Un caso a contemplar, en el ámbito económico, es el de Irlanda, que partía de una deuda superior al 100% de su PIB y un gasto público superior al 50%. En aproximadamente siete años, redujo su deuda a aproximadamente el 60% y el gasto público en aproximadamente el 25%. Y todo ello, con una reducción de impuestos que lo ha convertido en uno de los países más atractivos para el establecimiento de las centrales europeas de las multinacionales tecnológicas.
¿Por qué no tomamos a Irlanda como referencia? ¿Por qué nuestros gobernantes no entran en contacto con los gobernantes irlandeses, para que les den las pautas de lo que hay que hacer para conseguir el milagro que ellos han conseguido? Cuando fui vicepresidente de una empresa de consultoría centrada en proyectos de mejora de la productividad de las empresas del Top500, nuestros consultores no eran expertos en ninguna actividad concreta de ningún sector concreto, pero eran unos especialistas increíbles en aprender de los mejores.
Nuestros consultores sí eran expertos en técnicas de observación, de tal forma que, en una fábrica o en una oficina o en cualquier centro de trabajo, observaban cómo trabajaban las personas. Y siempre descubrían que había unos que eran mejor que otros, que tenían mayor productividad que los otros o que consumían menos que el resto o que desperdiciaban menos que sus compañeros.
Entonces, nuestros consultores se sentaban con los mejores a trabajar y aprendían de ellos. El conocimiento adquirido lo aplicaban en cursos a través de diferentes medios, desde videos hasta story boards, dependiendo al colectivo al que se iba a formar y entrenar. Actuábamos en todo tipo de sectores, recuerdo desde tener que aprender para enseñar cómo se cortaba la merluza en la cadena de producción, hasta cómo se debía recoger un tipo de champiñón en una plantación para no perder el tronco en su recogida, pues el peso del tronco representaba aproximadamente el 30% del peso de cada unidad; pasando por cómo se debía picar en una mina o cómo descargar las cajas de refrescos de una importante empresa… Y así, hasta todo lo que se os pueda ocurrir.
Podíamos abordar cualquier proyecto con garantías de éxito, que se producía en el 100% de los casos, gracias a la humildad de nuestros consultores, que no se reconocían como especialistas de nada ni de ningún sector en particular, sino capaces de aprender en tiempo récord de los mejores y convertir ese conocimiento en una realidad implantable con resultado siempre de mejoras entre el 15% y el 60%, y en algunos casos, mucho más.
¿Por qué nuestros gestores o gobernantes no hacen una cura de humildad para gestionar la pandemia? Que, por cierto, no ha terminado, por lo que el mensaje de post Covid-19 puede y de hecho induce al error, y si no ahí están los rebrotes, en la mayoría de los casos debido a la falta de sensibilidad de los ciudadanos. Pero si se aproximaran a los países que mejor lo han gestionado y les preguntaran y aprendieran de ellos, podrían luego aplicar la misma gestión en España. Ahora se están produciendo rebrotes en todo el mundo, pero en algunos menos que en otros, ¿por qué no aproximarse a ellos, preguntarlos, aprender y aplicarlo?
Lo mismo, en el caso de la activación económica– me niego por principio a hablar de reconstrucción, sino de activación o re-activación. Fijarse en qué países lo han hecho especialmente bien, y allí tenemos el ejemplo de Irlanda en las últimas décadas, o quiénes lo estén haciendo mejor ahora y que pregunten, aprendan y lo apliquen. Si no saben cómo aplicarlo, que se apoyen en consultoras o profesionales solventes. Un jefe no es menos jefe por no saber hacer algo, sino porque no es capaz de rodearse de un equipo competente y dinámico, en función de las necesidades.
Durante décadas como senior manager o director general en empresas multinacionales, nunca dudaba en llamar a mis colegas que eran reconocidos como las mejores prácticas para que me ayudaran a mejorar las de mi empresa. Y siempre he tenido una respuesta muy positiva, obviamente, no solía pedir ayuda a mis competidores directos.
El secreto del éxito es humildad, voluntad de aprender y capacidad de enseñar e implantar.